Los fachas, si se fijan, están siempre muy alegres. Hay que regocijarse mucho por haber nacido en un sitio, por las tradiciones y por don Pelayo. Esencialmente, hay que disfrutar de las cosas que te vienen dadas, no seas que las que tú consigas no sean muy allá.
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Pero dejadme, ay, que yo prefiera
La vida sin cuento no vale nada. Aporto, como si fueran necesarias, demostraciones contundentes.
Inventario para una isla desierta
Una cerbatana, un frasco de brea, tres ramas de canela, una lámina del duomo de Florencia, la partitura de las Variaciones Goldberg, la Suma Teológica, el toisón de oro, un tintero, una vela en su palmatoria; oro, incienso y mirra (no sea que nazca un redentor)…
Cinematografía ultrarracionalista
Metido en la bañera donde vive, un filósofo que ha leído todos los libros del mundo habla con una alucinación de Karl Marx, que está sentado en el váter. Los ultrarracionalistas se han congregado en un café de Madrid para ver cortometrajes.
El Valle de los Caídos
«En la dársena 11 preguntamos tímidamente qué autobús nos llevaba a Cuelgamuros. No queríamos parecer fascistas».
Cof, cof
«Confieso que he encontrado en estas ideas estrambóticas un enorme consuelo. Había escuchado a John Cage decir que no hay que despreciar ningún sonido, pero esta idea me parecía carente de teología y geometría».
La niña y la muerte
Me cuesta mucho entender qué es una «muerte digna». Se me viene a la cabeza Áyax y la moral agónica. «Áyax no podía hacer otra cosa», decimos cuando hacemos el comentario de texto a Sófocles. Cosas soportables porque sólo son literatura.
¡Arriba el sosiego!
Lo particular del absurdo es que es contagioso, y que todo lo que se le acerca queda, en ese momento, derrotado. ¡Cómo se debieron sentir los chavales que lanzaban vítores a la tecnología en la soledad de esa noche, a solas con sus pensamientos! ¡Íntimamente derrotados!
El Dios de Arvo Pärt
Y me parece que es sincero: me ocurre que me creo a Arvo Pärt cuando me habla de Dios.
La divulgación gilipollas
Quizás sea sensato asumir que las más altas producciones del espíritu humano (sí, vamos a ponernos rotundos) pueden ser difíciles.