Nos seduce la noción de un tiempo recursivo y circular, aunque no nos convenza. Nuestros ejes de coordenadas no se parecen al uróboro, sino que gozan de una admirable rectitud (a esto le debemos ocurrencias tan irritantes como la de progreso, que solo tiene sentido en un mundo que avanza inexorablemente).
Una artista de variedades
Pero ni hablar por el hocico de una entrañable mascota ni combatir al pérfido ecologismo eran las gestas que grabarían el nombre nuestra presidenta en los mármoles de la Historia. Un nuevo y mayor enemigo –un virus de ojos rasgados– acechaba, en los confines menos salubres del mundo, a nuestra heroína.
Abrazos virtuales
Gocé con las ventajas del teletrabajo y disfruté de la confortable textura del batín. El estoicismo y los ansiolíticos son una combinación ideal para superar calamidades.
Torreón de tramoya
La pintura, si se piensa, sabe mucho de embustes. Siglos haciendo pasar simulacros de duques a caballo y mártires vigorosos por reproducciones fidedignas del mundo.
Pero lo nuestro es pasar
Observando esta tradición, es curioso cómo históricamente los escultores han tenido que hacer hombres mejores que ellos. Santos, héroes, dioses, próceres de toda clase y condición a los que se les concedía memoria perpetua o el elevado honor de decorar un bulevar.
El irresistible encanto de sentirse español, español
Los fachas, si se fijan, están siempre muy alegres. Hay que regocijarse mucho por haber nacido en un sitio, por las tradiciones y por don Pelayo. Esencialmente, hay que disfrutar de las cosas que te vienen dadas, no seas que las que tú consigas no sean muy allá.
Pero dejadme, ay, que yo prefiera
La vida sin cuento no vale nada. Aporto, como si fueran necesarias, demostraciones contundentes.
Dragones y mazmorras
¿Pero quién sería Sánchez Dragó sin todos esos españolitos ignorantes y sucios a los que tanto desprecia? ¿A quién le iba a vender sus ladrillos infumables? ¡Da gracias, Dragó, porque tus compatriotas sean unos garrulos! ¿Qué sería de ti en un país civilizado?
El juego y el movimiento
Las piezas del ajedrez han excitado, con frecuencia, el interés de los artistas. Hay, en este juego y en sus componentes, una cualidad particular, que hace que un peón no sea como una ficha del parchís. Sobre cada pieza descansa, de algún modo, todo el juego.
La inutilidad del deporte
El deportista como héroe moderno es un constructo que huele a alcanfor. No solo se ha quedado anacrónico, sino que nos haría bien dejar jugar a la política internacional gritando que los nuestros son más fuertes y más veloces que los vuestros.