Nos seduce la noción de un tiempo recursivo y circular, aunque no nos convenza. Nuestros ejes de coordenadas no se parecen al uróboro, sino que gozan de una admirable rectitud (a esto le debemos ocurrencias tan irritantes como la de progreso, que solo tiene sentido en un mundo que avanza inexorablemente).
Categoría: Exposiciones
Torreón de tramoya
La pintura, si se piensa, sabe mucho de embustes. Siglos haciendo pasar simulacros de duques a caballo y mártires vigorosos por reproducciones fidedignas del mundo.
El verdadero conjuro no está hecho de palabras
Conocemos la forma del ojo o del oído, pero no de sus pequeños resortes. Las obras que Lluc Baños presenta en esta exposición exploran estas ideas y este desconocimiento. De un lado, los objetos petrificados con los que calibramos nuestras facultades perceptivas. De otro, esculturas con la forma de las células de la percepción, con las que Baños ha creado un alfabeto (¿qué cosas podrían decirse con este idioma?).
Abundó en felices curiosidades
El encuentro de objetos que no estaban destinados a estar juntos propicia lecturas singulares, porque aún conservamos el vicio de creer que hay un propósito en lo que sucede. Entenderán lo provechoso que es esto para alguien que hace exposiciones.
Guardar la ropa
Cualquiera a quien le hayan tomado medidas sabe de lo delicado del asunto. Es un contacto muy puntual y extraño, terciado por ese cíngulo que es la cinta métrica. «Extienda el brazo; ahora levántelos». Es entre íntimo y clínico. La ropa hecha a medida aúna, en cierta medida, la acción de dos cuerpos: el que la lleva y el que la fabrica. Las puntadas o los remates (la mano, en definitiva) se distingue con facilidad. Como la letra.
El arte de la cartografía
Un mapa es un objeto diseñado para contener el espacio a través de la descripción y de los símbolos. Movidos, primero por el miedo y luego por la ambición –alguna vez por el conocimiento–, generaciones de hombres midieron y conquistaron los territorios, armados con la escala, la brújula, el teodolito, el cálculo, el lápiz, la escuadra y la tinta.
Las tentaciones de san Antonio
La salvación, que la teología enseña que depende de la gracia, exige ejemplos heroicos, para que por lo extenuante de su consecución sepamos de su bondad. Dios, que se sacrificó a sí mismo para sí y por la salvación de muchos, se complace en la abnegación.
A modo de conclusión
En cierto sentido, la repetición pretende, a través de la redundancia y de la monotonía, la abolición del tiempo, y por eso nos reconforta (siempre hemos pretendido, de algún modo, la eternidad).