Todo el mundo sabe que no hay nada mejor y más refrescante que veranear en un matadero. Algo así debieron pensar en la Fundación Banco Santander al convocar las residencias Estudio Busca Talento que han permitido a seis jóvenes artistas invertir su verano en los proyectos más diversos. El proyecto, que quería ofrecer un espacio de trabajo abierto en el que los visitantes pudiesen transitar, se articuló a través de unos cubos con más vanos que muros y vinilos rojos corporativos tapizando el suelo. Los espacios nunca son inocuos, como tampoco lo son los encuentros. La fragilidad de los tabiques niega la intimidad o la expande hasta los muros de la nave de despiece. La ausencia de refugio puede producir desde irritación hasta conversación, y servidor no quiso perderse la oportunidad de husmear, y de lo husmeado entresacamos tres propuestas muy interesantes.
La obra de Ana de Fontecha es una vieja conocida mía.Su proyecto limites . variaciones parte de su capacidad de asombro sobre el mundo, que le permite redescubrir cosas cotidianas como las esquinas o los retales. Como cualquier persona de bien, Ana es una mujer de obsesiones, y las ha hecho fructificar en trabajos diferentes. De una parte, explora el límite a través de la serialización y del agotamiento: un formato base repetido (unos tarjetones blancos) en los que adhiere vinilo rojo, prefijando el número de tarjetas a los que una extensión concreta de vinilo debe dar abasto. Así, el corte de una pieza obliga a la forma del otro, en una fragmentación concatenada. De otra, la exploración de la esquina como límite, de la oquedad en que terminan dos paredes. De ese espacio y de la extracción de ese espacio, a través de la construcción de esquinas exentas, esquinas insulares en mitad del suelo, de esquinas contra esquinas. Finalmente, su habitáculo nos permite encontrarnos con experimentos con figuras monocromas sobre fondos grises: un despliegue de cartón gris sobre el que se juega. Porque el juego -jugar es algo muy serio- es fundamental en el trabajo de esta joven artista: como advertencia de esto ha plastificado un juguete en uno de los muros de su habitáculo.
Núria Gómez ha intitulado su cubículo A/D/Archive. Su trabajo es una propuesta madura e interesantísima sobre relación entre verdad y fotografía, el estatuto ontológico de la imagen y el concepto de autoría. Su proyecto se sirve del trabajo de Ada Emma Deane, fotógrafa londinese, y sus fotografías con impresiones de espíritus. Su trabajo, que es un archivo y edición de estas fotografías, juega con la idea de los apócrifos, la falsificación y la manipulación. La imagen fotográfica se revistió en origen con las galas del garante de la verdad. «Yo no me lo invento, está ahí, se puede ver» esgrimía Charcot ante las acusaciones de haberse inventado la histeria en la Salpêtrière. Además, el trabajo de Núria Gómez ordena en el muro este archivo fotográfico. Ordenar archivos, como hacer colecciones, es apropiarse del mundo para crear cosmogonías: contar una historia sobre el origen de algo. Esta obsesión de hacer museos imaginarios fructifica en el trabajo de Núria a través de unos delicados trabajos de edición y de encuadernación que se pueden ver en su espacio.
María Mallo es arquitecta y trabaja sobre estructuras orgánicas, particularmente ahora explora los radiolarios: organismos unicelulares que conforman el zooplacton. Su propuesta pasa por la muestra de unas estructuras y unas formas distintas a las que solemos emplear (los polígonos de caras planas) y la interacción con estas formas vivas y habitables. María ha vaciado estas formas en moldes y plantillas, creando un arsenal de siluetas alternativas que se pueden llevar en el estuche.
Hoy, 2 de septiembre, a las 19:30, EstudioBuscaTalento abrirá sus puertas por última vez. Si no han ido, vayan, vayan.